
Extraño…
Sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo,
retorciéndome de placer jadeaba sin cesar,
mientras él, susurraba las palabras más sucias.
Imposible detenerlo, sus dedos,
cual filosas navajas intentaban traspasar mi piel,
mi carne, mis huesos.
Sedienta de placer, cedí mi cuerpo, mi alma
y deje que sus bocas me engulleran por completo.

3 comentarios:
esas cosas dejan sus marcas...
te agradezco el comentario en mi blog, me gustaron tus palabras
volveré!
que buen blog!!!
geniales las fotos
mortales los textos
:)
Esa imagen deja con sed de más. Sed que el texto ayuda a saciar, pero no. Deja con ganas de más y más... y más...
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